martes, 17 de diciembre de 2013

Siegel Verflucht Capitulo 1 "El contrato vencido" (Pt. 2)



Ahora aquel capullo de plumas de ángel había desaparecido y el yate simplemente volvía de regreso a su hogar abandonado ese lugar que ahora era solo un agujero gigante en el mar con algunas plumas brillantes flotando en el aire, pero en San Cristóbal de las Casas la situación estaba muy lejos de calmarse ya que tal y como había dicho ese señor existían peores maneras de pasar el año y nuevo y Gael estaba experimentándolo en ese momento ya que a pesar de que aun no habían removido las varillas de acero la hemorragia estaba a punto de acabar con su vida y la doctora responsable de la operación ahora no podía saber si la hazaña de ese chico lo convertiría en un mártir o en un héroe.
-Necesito dos paquetes mas de sangre O positivo, ¡rápido!- grito la doctora mientras buscaba parar el sangrado, pero algo extraño paso, por un momento le pareció que una pequeña y extraña luz roja se coló por el techo hacia los paquetes provocando que brillaran y se quedo inmóvil en un completo silencio.
-Doctora, ¿se encuentra bien?- le pregunto uno de los enfermeros al ver que no se movía
-¿eh? ohh...   Si, ya ya se lo que hago- contesto la doctora, pensando que eso era simplemente algo que se tubo que haber imaginado.

Unas horas mas tarde el chico se encontraba en un estado semiinconsciente  y lo único que podía percibir era que todo estaba oscuro y unas cuantas voces provenientes probablemente de la habitación en la que estaba hospitalizado.
-¿Qué paso con Gael?
-¿Como se encuentra nuestro hijo?
-La verdad no estoy muy segura de cómo decirlo pero, ya se encuentra muy estable, Si claro aunque tendrá que quedarse un tiempo aquí para que pueda recuperarse.
-Ah, Gracias a dios.
-¿Gracias a Dios?, que irónica puede volverse la gente sin saberlo- dijo riendo, la ultima voz que escucho ese día; una voz que no pertenecía a la gente del hospital, una voz, que no conocía.

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Un año ha pasado desde entonces y la normalidad, la monotonía y la calma han regresado a la vida de Gael o al menos en lo que eran sus estándares, ya que ¿Qué tan común es ver a dos adolescentes corriendo por las calles casi haciendo parkour mientras son perseguidos por una jauría de diez perros en su mayoría de raza pequeña. Ambos chicos llevaban una ropa propia del clima frío de San Cristóbal y fue uno de ellos, el de pelo café oscuro y colocho quien grito:
-¡Todo es tu culpa!, ¡todo es tu culpa!, ¡todo es tu culpa!- casi jadeando entre cada declaración -¡no se porque chingados me junto contigo!
- A mi no me eches la culpa, tu eres el que siempre tiene que andar trayendo tu botana de carne seca no importa a donde vayas – le respondió Gael.
-Eso no tiene nada que ver, tu eres al que siem…- y quizás hubiera terminado su explicación, de no ser por el hecho de que discutir, mirar a alguien e ir corriendo por una calle cuya banqueta tiene mas relieves que la sierra madre de Chiapas causa que irremediablemente te tropieces, quedando así como un blanco fácil para unos perritos fuera de control
-Sigue sin mí, sálvate Gael - dijo dramáticamente Raúl, quien era el mejor amigo de Gael  desde hace unos cuantos años
-De acuerdo, siempre te recordare- le respondió desde una cuadra mas adelante
-Ahí que poca madre, creí que eras un mejor amigo-  pensó Raúl, mientras cerraba los ojos, esperando su destino como comida para perros; pero en vez de ser arrollado por esa manada; simplemente lo pasaron de largo sin prestarle atención, excepto por un poodle que se quedo sentado frente a el, por lo que Raúl se sintió aliviado de no haber sido aplastado, arañado o masticado por esas malditas bestias miniatura pero antes  de  levantarse y celebrar su victoria de pie,  no se fijo que apoyo su mano en…
 -¡CACA DE PERRO! Que asco- si exactamente eso.
Por otro lado Gael continúo la persecución hasta una zona lejos del centro de la ciudad donde habían 2 casas desalojadas que por su cercanía la una con la otra, formaban una especie de pasillo sin salida que daba contra el cerro y que además  tenía un foso como de 5 metros de largo, pero todo era de acuerdo a como Gael lo había planeado, pues ya sabia desde hace unos meses que muchos perros le ladraban o lo perseguían sin ningún sentido y dado que ese lugar quedaba cerca de donde el vivía, pensó que eso podría ayudarle con sus problemas a futuro así que  una vez que alcanzo la orilla del foso salto sin ninguna dificultad los 5 metros dejando a los perros ladrando del otro lado, terminando por fin tan extraña persecución.
-¡Ja!, ahí lo tienen condenados animales, nunca podrán atraparme; aunque ahora que lo pienso… como le hago para salir de aquí- quedando entonces entre la espada y la pared o mas bien entre el cerro y los perros.

PROXIMA PARTE

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