Después de dormir durante un rato, Gael ya había perdido la noción del
tiempo y se encontraba simplemente divagando acerca de lo que podría o tendría
que hacer con poderes vampiricos y mas importante aun, el como llegaría a tomar
su familia esto; pero entonces una pequeña alarma empezó a sonar en el avión e
inmediatamente Marianne se levanto de su asiento y comenzó a desabrocharse su
gabardina, lo que Gael vio cuando termino
de quitársela lo dejo perplejo, y no por su figura digna de una modelo sino
porque en su ajustado chaleco traía mas cuchillos, cables y armas extrañas (que
ni siquiera comprendía como servían) de las que se pudiera imaginar que
cupieran en un espacio tan pequeño y eso sin mencionar una especie de sistema
de poleas delgado que tenia equipado en los brazos.
-Ponte esto- le dijo Firmemente Marianne mientras le entregada su
gabardina
-¿Para que?
-Recuerdas lo que ocurrió con ese soldado mexicano hace unas horas
-¿Cómo para que no me vean?- respondió
de nuevo Gael mientras revisaba la gabardina como si estuviera
buscándole alguna clase de sistema tecnológico
-Algo así
Obviamente la gabardina le quedaba muy apretada a Gael pero antes de
que pudiera objetar algo, una fuerte ráfaga de viento y la luz del sol por la
mañana, le dieron de lleno en la cara sin oportunidad de darse cuenta que
Marianne se colocaba un paracaídas, hasta el momento en que se acerco detrás de
el para ponerle un arnés
-¿Qué haces?- le pregunto a Marianne un poco preocupado
-Imagino que nunca has saltado
en paracaídas así que lo haremos juntos.
-¡¡¡¿¿¿QUÉ QUÉ???!!!- Grito Gael ahora si realmente preocupado
Cuando ella lo llevo al borde de la compuerta de carga del avión, ese
miedo lógico que sentía hace unos instantes se disipo por completo al observar
la majestuosa ciudad que yacía debajo de el, aunque aun se sentía como un pingüino ridículo por lo apretados de
la gabardina y el arnés, y por tener que
avanzar agachado al ser mas alto que Marianne; quien por su parte parecía estar
tan calmada como alguien que simplemente se baja del autobús.
-Guau, siempre quise conocer Europa pero NO DE ESTA ¡¡¡MANERAAAA!!!
La caída libre fue algo difícil de tolerar para Gael ya que con sus
sentidos hipersensibles, la velocidad del viento contra sus ojos le pareció
demasiado molesto, pero una vez que Marianne abrió el paracaídas pudo tener una
vista tan precisa como la de un halcón, y para su sorpresa vio que el vaticano
o al menos la catedral de San Pedro, ya había quedado atrás desde hace rato
-Oye ¿A dónde es que íbamos?- le pregunto Gael a Marianne
-Digamos que es una entrada secreta por allá- dijo Marianne al mismo
tiempo que apuntaba al castillo de Sant'angelo, un antiguo edificio que en el
pasado había servido como protección al papa y en el que se decía en una
ocasión había descendido el arcángel San Miguel. Sin embargo el descenso de
Marianne los estaba llevando hacia el puente que conectaba con el castillo e
increíblemente nadie de los que se encontraba turisteando por los alrededores
se había dado cuenta de su presencia.
-Guau, desearía saber como funcionan estas cosas- dijo Gael ante la nula
atención de la gente en el puente
-Lo siento pero aquí te bajas- lo interrumpió Marianne
-¿Qué?
-No soy tan buena manejando el peso extra como creí
He inmediatamente corto las amarras del arnés con uno de sus
cuchillos, dejando caer a Gael en el borde de concreto del río.
-¿Cuántas veces debo de caer de cara al piso el día de hoy?- Dijo con
cierto sarcasmo Gael al darse cuenta de lo recurrente que se había vuelto esa
situación.
-Usted debe de ser el antes mencionado Gael Aris ¿Verdad?- dijo una
amable y calida voz desde debajo del puente.
Gael volteo su mirada para ver quien era y se topo con Rómulo, aquel
joven con rasgos femeninos que se encontraban escribiendo trayectorias sobre el
yate hace un año, la noche en que el capullo de plumas exploto.
-¿Es que acaso toda la gente de esta organización parece actriz de
cine?-Grito Gael mientras trataba de incorporarse y quitarse el polvo de encima
de la ropa.
-Supongo que eso es un cumplido ¿No Marianne?- dijo entre risas Rómulo
al ver a Marianne recoger parte del paracaídas que había terminado en el río-
¿No quieres que te ayude?
-No así estoy bien- contesto Marinanne con la misma de seriedad de
antes a pesar de que en esta ocasión se trataba de alguien conocido.
-Como guste señorita, ¡Ah! Casi olvido presentarme, me llamo Rómulo, un
placer conocerlo señor Gael- dijo mientras le extendía su mano a Gael
-¿Rómulo?....un segundo ¡¿ERES UN HOMBRE?!- Exclamo Gael mientras se
echaba un par de pasos hacia atrás.
-¿Eh? ¿Acaso le parecí
atractivo?-contesto Rómulo al acercarse a Gael.
-No es solo que… bueno- dijo nerviosamente Gael
-Es broma, no te preocupes le pasa a todo mundo, creo que le agarre
gusto a molestar a los novatos.
-¿Novatos?- pregunto Gael, quien con todo lo que estaba pasando
parecía que era lo único que sabía hacer.
-¡Ya basta Rómulo! No saques conclusiones antes de tiempo y ábrenos la
puerta- dijo Marianne en un tono bastante regañón.
-Perdón.
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