miércoles, 19 de marzo de 2014

Siegel Verflucht Capitulo 3 "Batalla en el castillo del ángel" (Pt. 4)



-Siéntate ahí y espera a que regrese- Marianne le señalo un pequeño sillón que estaba cerca del elevador y le entrego la bolsa de supermercado que le había dado Rómulo -Si tienes hambre o ves a alguien mas por aquí, solo quédate sentado, mantén la calma  y usa lo que esta en la bolsa volveré lo mas rápido que pueda.

Marianne se fue corriendo de ahí mientras que Gael se quedo solito mirando para todos lados y sintiéndose observado como si hubieran cientos de cámaras de seguridad vigilando lo que hacia. Aun así, ahora que se encontraba solo, un extraño olor llamo su atención y lentamente abrió la bolsa de supermercado y saco aquello que atrajo sus sentidos.
-¿morcilla?, si, creo que aquí dice morcilla- Gael olfateo el paquete y no pudo evitar relamerse los labios.
Eso que ahora lo tenia tan distraído era un simple embutido, pero para Gael en ese momento parecía ser el mas delicioso banquete en su vida, ya que si bien el beber sangre de animales le había quitado esa extraña sed asesina y prácticamente toda dolencia que tenia; en realidad ya había pasado mas de un día desde la ultima vez que probo comida, por lo que en cuanto una vez que desenvolvió la comida, sus tripas chillaron y se abalanzó a devorar ese embutido y  otros dos que había también en la bolsa; con tanto placer que hasta se chupaba los dedos.

Después de terminar de comer, Gael se acostó en el sillón a descansar la panza y esperar que Marianne regresara. Pero poco duro su descanso cuando las puertas del elevador se abrieron nuevamente y Onelia (que en ese momento traía a Alcides bien crudo y apoyado en su hombro) cruzo miradas con Gael.
-¡¡VAMPIROOO!!!- Grito fuertemente Onelia y como si fuera por arte de magia saco una bazuca de entre los pliegues de su gabardina al mismo tiempo que dejaba caer a Alcides al piso.
Gael apenas y tuvo tiempo para medio levantarse y saltar del sillón antes de que la onda expansiva de la explosión lo sacara volando por el pasillo hasta chocar con pared.
-Espera… Auch, yo-yo yo no soy peligroso.
-Inutile pezzo di feccia, qui non c'è spazio, per la spazzatura come voi
-No entiendo ni jota de lo que dice.
La bolsa que Marianne le había dado ahora estaba en llamas (milagro que sobrevivió a la explosión) y Gael trato desesperadamente de encontrar aquello que Marianne le dijo usara en caso de emergencia.
-¿Un diccionario Italiano-Español?- exclamo decepcionado Gael al ver que era lo único que quedaba en la bolsa
Onelia saco esta vez una escopeta corta y se acerco a Gael pasando por encima de los pedazos a medio chamuscar del mueble.
-¡¡Attesa!!- Grito Gael desesperadamente mientras buscaba en el diccionario alguna otra manera de expresar lo que decía y tratar de calmara- ¿Ehh? ¿Qué otra palabra digo?
Onelia disparo su escopeta y el diccionario salio volando hecho pedazos de la mano derecha de Gael junto con sangre y parte de sus dedos.
-¡AAAHHHHH!- El grito de Gael esta vez fue de agonía pues el dolor era  incluso mayor que la mordida que le había propinado el cadejo- ¡¡Mierda!! esta tipa esta loca.
Gael uso entonces su mano izquierda y con toda su fuerza golpeo el suelo para levantar una gran cantidad de tierra, polvo y fragmentos de piedra, que uso para cubrir su retirada (no pensaba quedarse a esperar que lo mataran) corriendo sin rumbo através de los pasillos de esos extraños calabozos, impulsándose incluso por las paredes si era necesario, para esquivar los disparo de la metralleta de Onelia que no tardo ni un segundo en perseguirlo para darle caza.
-¡Maldita sea, esto es un laberinto!- Gael encontraba alguna puertas de metal en su huida, pero todas estaban fuertemente cerradas y ni con su fuerza actual seria practico detenerse a tratar de esconderse en habitaciones que no conocía y su perseguidora de seguro si.
-Si cattura- dijo para si misma Onelia cuando logro anticiparse a Gael en una de su vueltas por los pasillos, y nuevamente disparo su bazuca, interceptando la trayectoria que llevaba y lanzándolo otra vez contra la pared por la fuerza de la explosión. Ahora ella lo tenía arrinconado contra la pared sin oportunidad para escapar y con una pistola pegada a su frente; se podría decir que ese habría sido su fin de no ser por un boomerang filoso y de acero desvío el arma a un costado, justo antes de que Onelia pudiera disparar.

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